Displasia de Caderas en el American Staffordshire Terrier
La Dispasia de Caderas se define como una alteración de la conformación normal de la articulación coxofemoral o cadera. El modo de herencia se describe como poligénico, es decir que en la transmisión hereditaria intervienen multiples genes, dominantes y recesivos. Si bien la afección es altamente heredable, no es congénita o sea, no está presente al nacimiento. Este último motivo es el que dificulta enormemente su erradicación ya que el criador no puede descartar un animal que será displásico al nacer. Resulta relativamente complejo tratar de definir de antemano, qué sujetos pueden llegar a ser propensos a padecer la enfermedad por transmisión genética y cuáles no. Se cree en general, que los cachorros hijos de padres libres de displasia lo serán también en el futuro y que esos otros hijos de padres afectados de displasia, lo serán igualmente más adelante, aún cuando esto no siempre sea así.
¿Como elegimos un cachorro para asegurarnos que no padezca de DC?
Es imposible elegir un cachorro de 2 o 3 meses y poder determinar si el animal es libre de displasia. De todas formas tenemos varios mecanismos que nos pueden orientar hacia un cachorro que tenga pocas posibilidades de sufrir la enfermedad. Como primer punto debemos buscar un criadero serio y que controle DC en sus reproductores. Es preferible un establecimiento que lleve años en el tema a uno que recién comienza. Podemos recurrir para asesorarnos a la Federación Cinológica Argentina. Finalmente debemos hablar con el criador sobre las posibilidades de aparición de la enfermedad en sus animales y que tipo de garantías nos dan. Todo esto nos va a llevar a adquirir un cachorro posiblemente más costoso pero que a la larga resultará más económico. De todas formas aún tomando todas estas precauciones y aún en criaderos serios puede esporádicamente aparecer un animal con DC.
Un dato a tener en cuenta es que todos los cachorros nacen con caderas normales y que sólo el tiempo determinará si en el futuro padecerán o no esta condición, ya que son muchos los factores que intervienen en el desarrollo de la misma. Aparte del condicionante genético, existe todo un elenco de condicionantes medioambientales a tener en cuenta. Una mala alimentación durante el crecimiento puede agravar una DC presente, pero nunca es la causa de la enfermedad. El animal mal alimentado puede desarrollar otras afecciones, pero si este no porta los genes de la DC, no la va a sufrir. Cuando hablamos de mala alimentación no solo nos referimos a la calidad, sino, hoy mucho más frecuente, a los excesos en la dieta, en general por mal asesoramiento. Tanto el exceso como la falta de los minerales, principalmente el calcio, pueden traer graves consecuencias. Lo mismo sucede con las proteínas y los hidratos de carbono. Existen alimentos balanceados especialmente preparados que contemplan estos aspectos de la alimentación. En caso de alimentar a nuestro cachorro con dieta casera debemos asesorarnos con un profesional sobre como balancear la misma en forma correcta. Un concepto muy importante a tener en cuenta:
“un cachorro sano y bien alimentado no necesita del agregado de ningún medicamento
para lograr un buen desarrollo oseo y muscular”.
Según la Fédèration Cynologique Internationale (FCI) , organismo que regula la crianza canina en la mayoría de países del Mundo, existen cinco grados posibles de DISPLASIA DE CADERA (A, B, C, D y E). A saber:
Grado A. Sin señales de Displasia de Cadera. (A/A2)
La cabeza del fémur y el acetábulo son congruentes y el ángulo acetabular según Norberg es de 105º o más. El borde craneolateral aparece marcado y ligeramente redondeado. El espacio es estrecho y uniforme. En articulaciones de cadera excelentes, el borde craniolateral envuelve la cabeza de fémur de manera más marcada en la dirección laterocaudal. El espacio articular es uniforme y estrecho.
Grado B. Cadera de transición o borderline.
La cabeza del fémur y el acetábulo son ligeramente incongruentes y el ángulo acetabular según Norberg es de 105º o más, o el ángulo acetabular según Norberg es de menos de 105º, pero la cabeza de fémur y el acetábulo son congruentes.
Grado C. Leve Displasia de Cadera.
La cabeza de fémur y el acetábulo son incongruentes y el ángulo acetabular según Norberg es de más de 100º y/o existe un borde craniolateral ligeramente aplastado. Se observan ligeras irregularidades del margo acetabularis cranialis, caudalis ó dorsalis o en la cabeza y cuello del fémur.
Grado D. Displasia de Cadera moderada.
Obvia incongruencia entre la cabeza del fémur y el acetábulo con subluxación. El ángulo acetabular según Norberg es de más de 90º (sólo como referencia). Existe un aplastamiento del borde craniolateral.
Grado E. Displasia de Cadera severa.
Marcados cambios displásticos en las articulaciones de la cadera tales como luxación o nítida subluxación, con un ángulo acetabular según Norberg de menos de 90º, con un aplastamiento obvio del margo acetabularis craneales, con deformación de la cabeza de fémur (aplastado o en forma de seta).
Detección de la Enfermedad:
La enfermedad siempre se desarrolla durante el crecimiento del animal pero los signos clínicos pueden aparecer en esta etapa o cuando son adultos.
Por lo general, los primeros síntomas de la DC se presentan con la laxitud de la articulación de la cadera o la holgura de ésta. Debido a ello, cuando el perro se mueve se produce una continua erosión de la articulación que acaba produciendo una inflamación de la misma. Todos los síntomas derivan del dolor y la inestabilidad que se produce en las caderas afectadas. Los cachorros suelen jugar poco, o juegan pero enseguida se echan. Corren con las patas juntas simulando a un conejo. Les cuesta levantarse, principalmente luego de un largo reposo. En animales severamente afectados puede verse desde atrás que sus patas están demasiado juntas y tienen poco desarrollo muscular. Hay animales que caminan encorvados ya que desplazan el peso del cuerpo hacia las patas delanteras. En algunas oportunidades renguean de una pata, generalmente la más afectada, aunque casi siempre la enfermedad afecta a las dos caderas. En los adultos los síntomas son similares y suelen aparecer luego de los 3 años de edad.
Hay que decir que el Amstaff es un perro con una gran tolerancia y que pocas veces manifiesta dolor, en muchos casos no suele apreciarse ningún cambio en su actitud. Por lo tanto es importante que durante la etapa de crecimiento, el propietario responsable, acuda a realizar un control de la salud del perro, que incluya la verificación mediante unas técnicas de manipulación al tacto de los huesos de la cadera por parte de un Veterinario experto, para comprobar que no existan problemas.
El diagnóstico de DISPLASIA DE CADERA NO PUEDE EFECTUARSE A SIMPLE VISTA; necesariamente se tiene que realizar un estudio radiológico con el perro perfectamente sedado, para poder manipular adecuadamente la articulación y realizar las radiografías oportunas. Se puede efectuar una radiografía de control hacia los 10-12 meses de edad, pero una definitiva deberá ser realizada después de los 24 meses de vida.
También es importante tener en cuenta que algunos perros afectados de displasia severa jamás mostrarán síntomas específicos, tanto como otros, con una displasia moderada pueden presentar todo el elenco de sintomatología propia del cuadro. Es decir, que se trata de una condición que no afecta a todos los individuos por igual ni de la misma manera.
Tratamiento:
Lógicamente, cuando a un perro se le diagnostique cualquier grado de DC, será necesario realizar un tratamiento en varios frentes, identificando cuáles de las causas mencionadas anteriormente, puedan ser las responsables de esta condición. Modificar la dieta, bajar significativamente el peso, reducir y adecuar el ejercicio, hacer un aporte óptimo de vitaminas y minerales y también de condroprotectores recomendados (Cosequin ®), son algunos factores que servirán para paliar o mejorar la condición.
En los casos leves de displasias ("C") no deberán suministrarseles antinflamatorios ni otros fármacos que mitiguen el dolor ya que de hacerlo, al no sentir el dolor el perro realizara más ejercicio, sobrecargando la articulación y lo único que conseguiremos es agravar el proceso degenerativo de la articulación.
En ciertos casos graves, no en todos, y dependiendo siempre de la forma en que cada individuo acuse la incidencia de su grado de displasia, puede ser recomendable la cirugía correctora o la implantación de prótesis. Cuando esto sea necesario, es imprescindible asegurarse de acudir a un Veterinario con la suficiente experiencia y con resultados probados, pues esta cirugía no puede dejarse en manos de cualquier aficionado.